La vela, por plástica y espectacular, regala grandes emociones al conocedor de este deporte y a aquel que siente la curiosidad de asomarse desde el agua a las maniobras de los barcos en competición. En Valencia, se reúnen desde la pasada semana y hasta hoy los mejores regatistas jóvenes en el Mundial de la clase 420. Savia nueva. Seguramente algún futuro olímpico. Chicos y chicas que buscan convertirse en campeones del mundo. Instantes apasionantes los que generan en cada prueba, pero en esto también hay momentos para las incidencias. Ayer, en el campo de regatas valenciano, quien escribe asistió a un rescate en primera persona. El de la pareja alemana formada por Lena Stuckl y Franziska Magie.Hacia las 15.26 horas, finalizada la primera prueba para las flotas Oro y Plata femeninas, la dupla de una embarcación británica alertaba a la neumática que patroneaba Rafa Chirivella, director de regata del Mundial, de una embarcación que se alejaba hacia la zona de la bocana del puerto comercial. Las inglesas siguieron hacia la zona de competición, mientras Chirivella, curtido en mil torneos en el mar, arrancó la neumática hacia un 420 que se alejaba sin que nadie más cayese en la cuenta. Buena ayuda la que tenía el coordinador del área deportiva del RCNV: José Luis Pérez Manglano, con una veintena de años a sus espaldas en comités de regata; Miguel Cebolla y Fernando Cumba (Zas Sailing), dos jóvenes del Club Náutico de Castellón, acompañados de unos amigos; José Vicente Marzal, operador de cámara especializado en vela, con su hijo; y quien lo cuenta.
La pareja alemana no podía gobernar su 420. Se había roto el obenque. Y sin poder hacer otra cosa que esperar a la llegada de la neumática, iban rumbo hacia la boya cardinal en la zona comercial. «Hemos visto a dos chicas que se estaban alejando de la flota, hemos pensado que habían roto un calabrote o un obenque y hemos decidido acercarnos para ayudarles», explicó Chirivella, quien concretó que «éllas preferían que el entrenador alemán les arreglase el obenque y poder salir en la segunda prueba, pero al final han bajado la mayor y las hemos remolcado hasta la base».
Chirivella avisó de inmediato a la base de regatas. En vista de que el entrenador alemán no aparecía, se procedió a realizar algunos ajustes con Stuckl y Magie, para remolcarlas hacia la base de regatas, donde llegaron sanas y salvas, pero ya sin poder regresar al agua con su barco «Pink Passion». Competidoras en estado puro. El nerviosismo que mostraron en algún momento no fue si no fruto de las ganas de volver al campo de regatas. Es el Mundial de la clase. Mucho esfuerzo y sacrificio por el camino. Al final, su pulgar hacia arriba por el rescate español.
Ayer hubo que tirar de paciencia, algo nada extraño en este deporte, para tener el viento suficiente. Fue rolando de sureste a este y aumentando de intensidad a lo largo de la jornada. La primera prueba arrancó con un viento de entre 7 y 8 nudos para ambas flotas, mientras que la segunda manga se llegó hasta los 13-14 nudos de intensidad y soplando de levante.
Los campeones Mundiales Juveniles de la ISAF, Tiago Brito y Andrei Kneipp, no sueltan la primera plaza. Los brasileños tuvieron que retirarse en la primera prueba al romper la driza, pero volvieron en la segunda y cerraron la jornada en el puesto 13. Francia conserva la segunda plaza con Sebastien Simon y Pierre Rhimbault.
En categoría femenina, el liderato sigue siendo de la pareja británica, formada por Annabel Cattermole y Bryony Bennett-Lloyd, quienes lograron compensar el mal resultado de la primera manga del día (un puesto 27) con una primera posición en la segunda.
Paula Barceló y Margarita Alba, las primeras españolas en la general, que en las series clasificatorias se erigieron como la gran esperanza local para el podio, no lograron mantener el tercer puesto, bajando a la séptima plaza con un 16º y un 19º en las dos mangas.
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