Para los apasionados del mar y su fauna. Para los amantes de la inmersión y la aventura. Para los atrevidos. Para los curiosos. En definitiva, para todo el mundo. Sólo hay que echarse al agua y desinflar el chaleco, poco a poco, para ir descendiendo unos metros, hasta alcanzar el corazón de Neptuno.
En la localidad alicantina de Calpe, a los pies del Peñón de Ifach, es posible participar de una actividad única en la Comunitat Valenciana: un sendero subacuático que recorre una serie de puntos que confeccionan un itinerario marino por la cala de El Racó.
El sendero, impulsado por el Instituto de Investigación de Medioambiente y Ciencia Marina (IMEDMAR), de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Calpe, permite a cualquier persona, sin límite de edad y de forma gratuita, descubrir los secretos más profundos y la riqueza marina de las aguas que rodean el popular Peñón de la ciudad calpina.
«Esta iniciativa se presenta como una ruta de una hora de duración, de 120 metros de largo, con cinco paneles subacuáticos que son sujetados por cinco muelles. Cada uno de ellos tiene dos carteles informativos, situados a un metro de profundidad. Lo interesante de esta actividad es que está destinada a cualquier persona, está hecha tanto para niños como para adultos, que solo necesitan ir con las gafas y el tubo de bucear, por lo que no es necesario poseer conocimientos previos de buceo», indica José Rafael García, director científico del Imedmar.
Las cinco boyas están unidas a un cabo que flota en la superficie, al que pueden agarrarse los participantes. Tal y como señala García, en la actividad se puede disfrutar de praderas de Posidonia, los fondos de guijarros o un panel de invertebrados marinos «muy interesante».
«Estos carteles hacen la función de guía y explican con texto y fotografías las zonas con una mayor biodiversidad y las características del Mediterráneo, para que los buceadores se fijen mientras realizan el ejercicio. Por ejemplo, hay un panel de peces y placton, que se aleja un poco de la piedra y explica qué peces o medusas puedes ver si te quedas esperando», añade el científico.
Para complementar la ruta del sendero submarino, los bañistas pueden acercarse al edificio del IMEDMAR, situado en el puerto de Calpe, y disfrutar de un audiovisual sobre el fondo marino del Mediterráneo, de una duración de 15 minutos. Además, en la misma sede hay una exposición de instrumental científico, invertebrados o muestras de especies marinas.
El sendero es de entrada libre, y es posible visitarlo todos los días de la semana, mientras que el vídeo y la exposición tienen horario limitado, de lunes a sábado de 9 a 13 horas y de 16 a 18 horas y los domingos sólo por la mañana.
Bucear en otros lugares
La costa de la Comunitat Valenciana posee muchos otros lugares recónditos, islas del tesoro para los buceadores más curtidos, que desean encontrar auténticas reliquias marinas enterradas bajo el peso de la profundidad.
Según Rafael Martos, administrador del blog de buceo de la Conselleria de Turismo, la Comunitat esconde «sorprendentes» tesoros sumergidos, como la reserva marina de las Islas Columbretes.
«Es un paraíso para los buceadores. Todo el que se acerca alucina por el pasiaje, que es una auténtica maravilla. Si te puedes meter con botellas, es increíble la cantidad de vida y diversidad que puede uno contemplar. Se trata de algo excepcional que se encuentra muy lejos del litoral».
Otra de las opciones que propone Martos es la isla de Tabarca. Se trata de la primera reserva marina que hubo en España. En palabras del administrador, Tabarca está «muy bien gestionada y muy protegida», y gracias a eso, hoy en día es posible encontrarse con especies «difíciles de ver», como tortugas bobas, langostas, dentones, salpas, pargos o meros y doradas gigantes.
Para poder bucear en una reserva hay que superar la complejidad de su restringida entrada. Por ello, Martos propone otros destinos más accesibles para la inmersión, repartidos por todo el litoral: «En la Comunitat las posibilidades son amplísimas, aunque las aguas de la provincia de Valencia, al ser zonas arenosas, son menos vistosas y menos vendibles como destino de buceo. Sin embargo, zonas como el Perelló, Port Saplaya o Canet esconden un montón de vida y muchas sorpresas sin descubrir ya que son fondos a los que no acude casi nadie, y en realidad presentan una gran riqueza arqueológica. Lo de Castellón y Alicante es tremendo. Las aguas de la isla de Benidorm son una opción fantástica. A unos 100 metros de profundidad, hay una montaña con un perfil enteramente sumergido, llamada La Llosa. Sorprentemente y en contra de lo que cualquiera pudiera pensar, tiene los fondos más limpios y transparentes de nuestra costa».
José Carlos Martínez en Las Provincias
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