Las aguas andan bastante revueltas en el Real Club Náutico de Valencia. Con una deuda de 3,4 millones de euros en tasas portuarias, y cada día con menos socios en cartera, afronta un 2014 cuesta arriba tras la dimisión durante el día de Nochebuena de su presidente, Manuel Pons, y toda su junta directiva.
La gota que colmó el vaso para la marcha de Manuel Pons sucedió en la última asamblea del club. Pons presentó un proyecto para construir un Centro del Alto Rendimiento para regatistas rusos de elite en la sede valenciana que suponía una importante inyección económica a las maltrechas arcas del club valenciano. Sin embargo, y por solo cinco votos de diferencia, el equipo de Manuel Pons no recibió el apoyo necesario para arrendar 1.500 metros cuadrados de la entidad valenciana a los deportistas del Yacht Club of Saint-Petersburg (SPBYC).
El acuerdo entre las dos entidades sería hasta 2030, temporada en la que finaliza la actual concesión de la entidad valenciana con Puertos del Estado, y el club recibiría unos ingresos directos estimados entre 450.000 y 750.000 euros. Mientras, los responsables del proyecto ruso, que también cuentan con el aval de la Federación Internacional de Vela (ISAF), asumirían los costes de construcción del Centro de Alto Rendimiento con un espacio de 1.000 metros e incluye aulas de trabajo y una pequeña residencia. Además, los representantes rusos abonarían las nuevas cuotas de socios, entre 30 y 50 personas en tres años, y cinco amarres para su actual flota Swan 60.
Escuela de campeones de la ISAF
Este proyecto deportivo pretende acoger durante todo el año tanto a los mejores regatistas de vela de San Petersburgo como a otros regatistas de Europa y de otros continentes. El objetivo principal es el de formar una generación de deportistas de elite que pueda participar al máximo nivel en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y en Tokio 2020.
En muchos países, como sucede en Bélgica, Holanda y Alemania, la temporada de entrenamientos resulta muy limitada durante la campaña de invierno. De ahí que se estudie su traslado a Valencia.
El formato de este proyecto también dejaba abierta la posibilidad a que en este centro de formación puedan realizar distintas actividades tanto los regatistas del club valenciano en su división de elite como con otros profesionales españoles. Hace unos meses, el Centro de Alto Rendimiento de vela de Santander tuvo que despedir a la mayoría de sus entrenadores por falta de financiación.
Por otra parte, este proyecto también fue ofrecido medio año a la Marina Real Juan Carlos. Según ha podido saber este diario, la dirección del Consorcio rechazó su instalación al no poder encajar el proyecto con los nuevos planes urbanísticos que se han proyecto para los próximos años en esta zona de la ciudad.
Un gestor alérgico a los focos
Manuel Pons llegó al cargo de presidente en 2009. Después de un reñido proceso preelectoral con tres candidaturas, Pons consiguió una amplia mayoría entre los socios de la entidad valenciana. En su primer mandato, se propuso el control del gasto (ajustó los gastos de salarios un 20%) y rejuveneció la junta directiva.
En 2013 convocó de nuevo elecciones y fue reelegido de forma automática ya que no se presentó ninguna candidatura alternativa. Ahora, Pons, un hombre poco mediático, se marcha: «Mi junta solo ha puesto horas y horas de trabajo, sin ningún ingreso, y no podemos tolerar que nos pongan en el mismo saco que a muchos políticos». Y reconoce que se sintió dolido cuando escuchó más de una palabra subida de tono en la última asamblea.
En la oposición, una minoría de socios, entre otros, están los que reclaman recuperar las becas de viajes para la escuela, que han puesto ahora contra las cuerdas al club. En marzo, el nuevo presidente electo &emdash;ya hay dos posibles candidatos buscando apoyos&emdash; deberá encontrar la fórmula para hacer frente a la deuda con Puertos del Estado (3,4 millones).
Héctor Atienza en Nauta 360
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